Vistas de página en total

martes, 29 de enero de 2013



CUENTOS DEL CONDE LUCANOR.

Don Juan Manuel escribió esta obra en el siglo XIV, en plena Edad Media. Está formada por 51 Ejemplos o cuentos en los que el autor nos presenta a un joven noble que recibe consejos de su ayo, una especie de profesor particular.

Aquí os dejo un comentario del Cuento VII. Se trata del cuento de Doña Truhana, el cual inspiró a Samaniego para la famosa fábula de la lechera.





Localización.

El relato que vamos a comentar pertenece a la obra El conde Lucanor, compuesta dentro del periodo de la Edad Media, más concretamente de la Baja Edad Media que se caracterizaba por un sistema feudal, cuya sociedad era estamental y teocéntrica.

Esta obra, considerada la obra cumbre de la narrativa en prosa del siglo XIV de la literatura española, está formada por 51 relatos compuestos entre 1330 y 1335 por don Juan Manuel, noble del siglo XIV. No son relatos originales sino que fueron recogidos por don Juan Manuel de distintas fuentes (orientales, árabes...) transformándolas posteriormente y traduciéndolas a la lengua romance, que por entonces se encontraba en pleno proceso de formación tras los primeros pasos dados por su tío Alfonso X.

Alfonso X había impulsado a finales del siglo XIII la Escuela de Traductores de Toledo donde, con ayuda de musulmanes, judíos y cristianos se traducían obras del árabe o hebreo al castellano, convirtiendo así la prosa castellana en lengua de cultura. Además establece las normas de ortografía, perfecciona la sintaxis e incorpora a la lengua tecnicismos y cultismos.

Don Juan Manuel es el primer narrador que utiliza la prosa castellana para escribir relatos, hasta entonces sólo se empleaba el verso (Cantar de Mío Cid, El Libro de Buen Amor...), dotando así al castellano de carácter literario. Además es consciente de ser un autor individual responsable de su obra, por lo que cuida que ésta no sufra alteraciones.

La originalidad del estilo de don Juan Manuel reside en la manera que trata el tema: en forma de diálogo entre el conde y su servidor Patronio. Esto se puede observar en el relato que estamos comentando donde los guiones introducen las voces de los personajes. Otros rasgos de su estilo son el uso de léxico culto y empleo de recursos literarios como el hipérbaton, la elipsis, la metáfora, el paralelismo, la hipérbole y la comparación, así como el uso de la sinestesia, el polisíndeton, la exclamación y la paradoja.

En cuanto al propósito de la obra es doble. Por un lado tiene una intención moral, advertir de los defectos morales, como ya se venía haciendo en otras obras y que se relaciona con el contexto en que se escribe. Por otro, enseñanzas prácticas para orientar a los nobles de la época sobre cómo conservar la fama, la honra y el patrimonio.

Género.

Se trata del primer texto narrativo escrito en prosa castellana. En él un narrador nos cuenta las situaciones por las que pasa el Conde y cómo se le aconseja sobre la mejor manera de actuar. Los distintos relatos pertenecen al subgénero del cuento, es decir narraciones breves, con un número reducido de personajes y con un argumento sencillo donde el nudo nos lleva rápidamente al desenlace.

Podemos observar cómo aparecen los elementos propios de una narración: narrador, personajes, espacio, tiempo y acción.

En cuanto a las tipologías textuales usadas, podemos comprobar cómo se emplea tanto la narración en sí misma, el diálogo marcado por los guiones que introducen cada intervención permitiendo a los personajes expresarse por sí mismos, y también se emplea la descripción, sobre todo de acciones y de pensamientos, como posteriormente se comentará en la forma.

Tema y estructura.

Lo primero que hay que advertir es el hecho de que esta obra encierra distintas narraciones: la historia del conde Lucano, que vamos descubriendo a lo largo de la lectura de los distintos relatos, y los distintos relatos que cuenta Patronio y que nos presentan distintas situaciones y personajes.
Dicho esto, entenderemos que, aunque cada relato trate un tema concreto podríamos considerar como tema de la obra las consejas que recibe el Conde de su consejero Patronio para aprender a actuar en la vida. El tema de este relato es las falsas ilusiones que nos creamos.

En cuanto a la estructura de los relatos es lineal y todos están estructurados de la misma manera:
1. El conde Lucanor pide consejo a Patronio (Planteamiento del problema)
2. Patronio establece una semejanza entre el caso que plantea el conde y un cuento. (Opinión de Patronio)
3. Patronio narra el cuento. (Enxiemplo)
4. Consejo de Patronio. (Conclusión)
5. El conde pone en práctica el consejo. (Aplicación)
6. Don Juan Manuel resume la enseñanza del cuento en dos versos pareados a modo de moraleja. (Moraleja)

El relato que estamos comentando trata del consejo que le pide el conde a Patronio sobre un negocio que le han propuesto y que, en principio, parece ventajoso; Patronio le hace ver que no todo parece lo que es, para ello le cuenta el cuento de doña Truhana. Consta de 40 líneas, más el título, divididas en 12 párrafos que se estructuran de la siguiente manera:

1. Planteamiento del problema (líneas 1 a 5): un hombre le habla al conde Lucanor acerca de un asunto que sería muy provechoso en muchos aspectos.
2. Opinión de Patronio (líneas 6 a 10): es de inteligentes atenerse a las cosas certeras.
3. Enxiemplo (líneas 11 a 29): lo que le sucedió a doña Truhana
cuando llevaba la miel al mercado.
4. Aplicación al caso concreto del conde Lucanor (líneas 30 a 34): las
ilusiones desmedidas hay que desecharlas.
5. El conde pone en práctica lo dicho por Patronio (líneas 35 y 36).
6. Versos que contienen la moraleja de la historia (líneas 37 a 40).

Elementos de la narración.

En cuanto a los elementos de la narración, en primer lugar, es de destacar que en este relato tenemos dos narradores: un narrador observador en tercera persona que nos cuenta lo que ve y que interviene en pocas ocasiones, para introducir y cerrar el relato (líneas 1, 6, 7, 11 y 35-40). Pero también Patronio actúa como narrador, en este caso se trata de un narrador en tercera persona omnisciente que cuenta la historia de Doña Truhana (párrafos: 6, 7 y 8). En el relato principal se usa el estilo directo a través del diálogo que mantienen los personajes, Patronio y el Conde, y que ocupa los párrafos 2, 4 y del 6 al 9; en cambio, en el relato secundario no se oye nunca la voz de los personajes sino que lo que estos piensan o dicen lo sabemos a través del narrador (línea 14: “empezó a pensar que vendería la miel...”).

En cuanto a los personajes, tanto el Conde como Patronio son principales del relato, al igual que doña Truhana del ejemplo de Patronio. Todos son personajes tipos que muestran los rasgos del grupo social al que pertenecen, además son planos ya que se caracterizan por rasgos muy simples.

La forma de caracterización de los personajes es indirecta, es decir conocemos a los personajes por cómo actúan y hablan y no por una descripción que haya hecho el narrador. Así, el Conde es una persona joven, sin experiencia en la vida que necesita el apoyo constante de su consejero y que está por encima de Patronio, lo cual se observa por la forma de dirigirse el conde a Patronio, no usa el vos (línea 2: “Patronio, un hombre...”) y a lo largo de todo el segundo párrafo en el que muestra su ingenuidad y pide consejo; en cambio, el consejero debe ser mayor y con mucha experiencia en la vida, es un hombre sabio y comedido a la hora de aconsejar al conde, al que humildemente da su opinión y trata con respeto (línea 8: “Señor Conde Lucanor...”; línea 12: “Señor conde...”).

Pasando al espacio y al tiempo en el que se desarrolla la narración, en principio no encontramos datos concretos que nos digan en qué espacio y tiempo se desarrolla la historia principal, aunque al tratarse de un conde que pide consejo a su consejero podemos pensar que se trata de la casa del conde (espacio interior), y evidentemente debe estar situada en la Edad Media ya que el texto se compuso en esta época, además se debe desarrollar en un solo día. El cuento que narra Patronio se sitúa en el camino que lleva al mercado (espacio exterior) donde la protagonista va a vender la mercancía, esto nos da la pista de que la acción transcurre por la mañana cuando era propia la venta en el mercado y evidentemente en la Edad Media, ya que en aquella época el sistema de compra era el trueque y también tiene lugar en un solo día.

Para terminar hablaremos de la acción, ésta es lineal ya que las acciones se suceden de forma ordenada.

Lengua y estilo.

Para terminar el comentario vamos a analizar la lengua y el estilo empleado en este relato.
Lo primero que destaca es el uso de la forma dialogada, los personajes hablan usando el estilo directo y no a través del narrador. Para ello se usan los guiones que señalan la intervención de cada personaje.

Se trata de un texto narrativo, por lo que abundan los verbos y, en cuanto a los verbos, observamos el uso del presente (línea 3: “aseguro, tiene”) para las acciones que tienen lugar en ese momento, el pretérito perfecto compuesto (línea 2: “ha propuesto”) para las acciones pasadas pero no terminadas y el pretérito imperfecto de subjuntivo (línea 4: “pudiera”) para las acciones que se consideran hipotéticas, en la intervención del conde; en cambio el consejero utiliza el pretérito perfecto (línea 8: “oí”) para las acciones pasadas y terminadas, el presente (línea 8: “atiene”, línea 9: “viven”) para las acciones que ocurren en ese momento o para hablar de las realidades aceptadas como tales por todos, y para narrar la historia de doña Truhana emplea el imperfecto (línea 12: “había una mujer”) para presentar los hechos de su historia y el presente de subjuntivo condicional (línea 15: “diesen” y “compraría”) para contarnos los pensamientos de doña Truhana y a lo que dan lugar. El narrador observador externo emplea el pretérito perfecto ya que indica acciones pasadas y terminadas (línea 6: “contó”).

Encontramos nombres propios como Truhana, Patronio y Lucanor. Además, vemos cómo para hablar del negocio que le han ofrecido, Lucanor utiliza sustantivos abstractos: línea 3, “ventajas”; línea 4, “utilidad y provecho”. Se utiliza un sustantivo comodín: “cosa” en la línea 2, así como “hombre” para no especificar de quién se trata; no importa tanto la cosa como la enseñanza de Patronio. También se emplean sustantivos abstractos para trasmitir esa sensación de que lo propuesto al conde son ilusiones y no realidades (línea 31-32: “fantasías o imaginaciones...”)
Abundan los sustantivos concretos en la enumeración de los pensamientos que tiene doña Truhana, línea 14-17: “miel, huevos, gallinas, ovejas”.
Llama la atención los pares de sustantivos “hijos-hijas, yernos-nueras” ya que en ningún momento se nos dice que esté casada pero en su imaginación hasta se ve con los maridos y mujeres de sus hijos (línea 19, 20: “podría casar bien a sus hijos e hijas, y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras”).

En cuanto a los adjetivos, destaca el uso de los antónimos “rica y pobre”, con significado valorativo, para hacer alusión al nivel de doña Truhana, utilizando así un circunloquio para decir que pertenece a la clase media (líneas 12 y 13: “que era más pobre que rica”).
Se emplean vocativos en varias ocasiones: línea 2, “Patronio”; en la línea 8, “Señor Conde Lucanor”; línea 12, “Señor conde”,...

En cuanto a las oraciones, se usan las coordinadas y subordinadas, como es más propio del texto escrito ya que éste es más elaborado (poner ejemplos).

Si nos detenemos en el aspecto léxico es de destacar los antónimos empleados para hablar de doña Truhana como ya mencionamos anteriormente (“más pobre que rica”). También interesa la repetición o familia léxica de “comprar” (párrafo 6), hablando de doña Truhana; así como la de “reír” (párrafo 8), que antes de descubrirnos qué va a pasar nos lo podemos imaginar.
Es de comentar la mención a Dios con respecto a las ventajas del negocio que le proponen al conde (línea 3: “con la ayuda de Dios”).

 Esto tiene que ver con el hecho de que en la Edad Media, tanto la buena como la mala fortuna no sólo eran producto de la laboriosidad del hombre sino que se pensaba que la voluntad de Dios jugaba un papel bastante importante en la buena o mala consecución de las acciones emprendidas por el hombre; de ahí que el conde Lucanor, aunque vea claramente que el asunto puede salir bien, ponga sus esperanzas en que la voluntad divina coincida con la voluntad humana.
Podemos observar como aparece una enumeración, en este caso se trata de los pensamientos y esperanzas de doña Truhana:

- compraría una partida de huevos (línea 15)
de los cuales nacerían gallinas (línea 15-16)
- con el dinero que le diesen por las gallinas, compraría ovejas (línea 16)
así fue comprando vendiendo, siempre con ganancias (líneas 17)

Otra descripción de la evolución de los pensamientos de doña Truhana, que ya ve como reales, es:

 - Luego pensó que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas (línea 19)
 - y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras (línea 19-20)
 - y, pensó también que todos comentarían su buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido muy pobre (línea 20-22).

En cuanto a los recursos literarios, el que más destaca es el hipérbaton: línea 1 (“Otra vez, estaba hablando...”, el complemento aparece delante del verbo y el sujeto detrás del verbo)...; la elipsis abunda a lo largo de todo el texto: línea 3 (“Os aseguro que tiene”), línea 6 (“le contó a Patronio”), línea 14 (“empezó a pensar que vendería”),...

Para terminar haremos alusión al pareado que resume la moraleja y que se nos dice que es Don Juan Manuel quien lo ha escrito. Esto es otro rasgo del estilo de Don Juan Manuel, que se hace mencionar en su propia obra. El pareado son dos versos alejandrinos, ya que se les suma una sílaba al ser versos agudos, con rima consonante en –ar.