CUENTOS DEL CONDE LUCANOR.
Aquí os dejo un comentario del Cuento VII. Se trata del cuento de Doña Truhana, el cual inspiró a Samaniego para la famosa fábula de la lechera.
Localización.
El relato que vamos a comentar pertenece a la
obra El conde Lucanor, compuesta dentro del periodo de la Edad Media,
más concretamente de la Baja Edad Media que se caracterizaba por un sistema feudal, cuya sociedad era
estamental y teocéntrica.
Esta obra, considerada la obra cumbre de la narrativa en prosa
del siglo XIV de la literatura española, está formada por 51 relatos compuestos entre 1330 y 1335
por don Juan Manuel, noble del siglo XIV. No son relatos originales sino que
fueron recogidos por don Juan Manuel de distintas fuentes (orientales, árabes...) transformándolas posteriormente y
traduciéndolas a la lengua romance, que por entonces se encontraba en pleno
proceso de formación tras los primeros pasos dados por su tío Alfonso X.
Alfonso X había impulsado a finales del siglo XIII la Escuela
de Traductores de Toledo donde, con ayuda de musulmanes, judíos y cristianos se
traducían obras del árabe o hebreo al castellano, convirtiendo así la prosa
castellana en lengua de cultura. Además establece las normas de ortografía,
perfecciona la sintaxis e incorpora a la lengua tecnicismos y cultismos.
Don Juan Manuel es el primer narrador
que utiliza la prosa castellana para escribir relatos, hasta
entonces sólo se empleaba el verso (Cantar de Mío Cid, El Libro de Buen Amor...),
dotando así al castellano de carácter literario. Además es consciente de ser un autor individual responsable de
su obra, por lo que cuida que ésta no sufra alteraciones.
La originalidad
del estilo de don Juan Manuel reside en la manera que trata el tema: en forma
de diálogo entre el conde y su servidor Patronio. Esto se puede observar en el
relato que estamos comentando donde los guiones introducen las voces de los
personajes. Otros rasgos de su estilo son el uso de léxico culto y empleo de
recursos literarios como el hipérbaton, la
elipsis, la metáfora, el paralelismo, la hipérbole y la comparación, así como
el uso de la sinestesia, el polisíndeton, la exclamación y la paradoja.
En cuanto al propósito de la obra es doble. Por un lado tiene una intención moral, advertir de
los defectos morales, como ya se venía haciendo en otras obras y que se
relaciona con el contexto en que se escribe. Por otro, enseñanzas prácticas
para orientar a los nobles de la época sobre cómo conservar la fama, la honra y
el patrimonio.
Género.
Se trata del primer texto
narrativo escrito en prosa castellana. En él un
narrador nos cuenta las situaciones por las que pasa el Conde y cómo se le
aconseja sobre la mejor manera de actuar. Los distintos relatos pertenecen al
subgénero del cuento, es decir narraciones
breves, con un número reducido de personajes y con un argumento sencillo donde
el nudo nos lleva rápidamente al desenlace.
Podemos observar cómo
aparecen los elementos propios de una narración: narrador, personajes, espacio,
tiempo y acción.
En cuanto a las
tipologías textuales usadas, podemos comprobar cómo se emplea tanto la narración
en sí misma, el diálogo marcado por los guiones que introducen cada
intervención permitiendo a los personajes expresarse por sí mismos, y también
se emplea la descripción, sobre todo de acciones y de pensamientos, como
posteriormente se comentará en la forma.
Tema y estructura.
Lo primero que hay que
advertir es el hecho de que esta obra encierra distintas narraciones: la
historia del conde Lucano, que vamos descubriendo a lo largo de la lectura
de los distintos relatos, y los distintos relatos que cuenta Patronio y
que nos presentan distintas situaciones y personajes.
Dicho esto, entenderemos
que, aunque cada relato trate un tema concreto podríamos considerar como tema
de la obra las consejas que recibe el Conde de su consejero Patronio para
aprender a actuar en la vida. El tema de este relato es las falsas
ilusiones que nos creamos.
En cuanto a la
estructura de los relatos es lineal y todos están estructurados
de la misma manera:
1. El conde Lucanor pide consejo a Patronio (Planteamiento del problema)
2. Patronio establece una semejanza entre el caso que plantea el conde y un
cuento. (Opinión de Patronio)
3. Patronio narra el cuento. (Enxiemplo)
4. Consejo de Patronio. (Conclusión)
5. El conde pone en práctica el consejo. (Aplicación)
6. Don Juan Manuel resume la enseñanza del cuento en dos versos pareados a
modo de moraleja. (Moraleja)
El relato que estamos comentando trata del consejo que le pide el conde a
Patronio sobre un negocio que le han propuesto y que, en principio, parece
ventajoso; Patronio le hace ver que no todo parece lo que es, para ello le
cuenta el cuento de doña Truhana. Consta de 40 líneas, más el título, divididas
en 12 párrafos que se estructuran de la siguiente manera:
1. Planteamiento
del problema (líneas 1 a 5): un hombre le habla al conde Lucanor acerca de un
asunto que sería muy provechoso en muchos aspectos.
2. Opinión de
Patronio (líneas 6 a 10): es de inteligentes atenerse a las cosas certeras.
3. Enxiemplo
(líneas 11 a 29): lo que le sucedió a doña Truhana
cuando llevaba la miel al mercado.
cuando llevaba la miel al mercado.
4. Aplicación
al caso concreto del conde Lucanor (líneas 30 a 34): las
ilusiones desmedidas hay que desecharlas.
ilusiones desmedidas hay que desecharlas.
5. El conde
pone en práctica lo dicho por Patronio (líneas 35 y 36).
6. Versos que
contienen la moraleja de la historia (líneas 37 a 40).
Elementos de la
narración.
En cuanto a los
elementos de la narración, en primer lugar, es de destacar que en este relato
tenemos dos narradores: un narrador observador
en tercera persona que nos cuenta lo que ve y que interviene en pocas
ocasiones, para introducir y cerrar el relato (líneas 1, 6, 7, 11 y 35-40).
Pero también Patronio actúa como narrador, en este caso se trata de un narrador
en tercera persona omnisciente que cuenta la historia de Doña Truhana (párrafos:
6, 7 y 8). En el relato principal se usa el estilo directo a través del diálogo
que mantienen los personajes, Patronio y el Conde, y que ocupa los
párrafos 2, 4 y del 6 al 9; en cambio, en el relato secundario no se oye nunca
la voz de los personajes sino que lo que estos piensan o dicen lo sabemos a
través del narrador (línea 14: “empezó a
pensar que vendería la miel...”).
En cuanto a los personajes, tanto el Conde como Patronio son principales del relato, al igual que
doña Truhana del ejemplo de Patronio. Todos son personajes tipos que
muestran los rasgos del grupo social al que pertenecen, además son planos ya que se caracterizan por
rasgos muy simples.
La forma de
caracterización de los personajes es indirecta, es decir conocemos a los
personajes por cómo actúan y hablan y no por una descripción que haya hecho el
narrador. Así, el Conde es una persona joven, sin experiencia en la vida que
necesita el apoyo constante de su consejero y que está por encima de Patronio,
lo cual se observa por la forma de dirigirse el conde a Patronio, no usa el vos
(línea 2: “Patronio, un hombre...”) y
a lo largo de todo el segundo párrafo en el que muestra su ingenuidad y pide
consejo; en cambio, el consejero debe ser mayor y con mucha experiencia en la
vida, es un hombre sabio y comedido a la hora de aconsejar al conde, al que
humildemente da su opinión y trata con respeto (línea 8: “Señor Conde Lucanor...”; línea 12: “Señor conde...”).
Pasando al espacio y al tiempo en el que se desarrolla
la narración, en principio no encontramos datos concretos que nos digan en qué
espacio y tiempo se desarrolla la historia principal, aunque al tratarse de un
conde que pide consejo a su consejero podemos pensar que se trata de la casa
del conde (espacio interior), y evidentemente debe estar situada en la Edad
Media ya que el texto se compuso en esta época, además se debe desarrollar en
un solo día. El cuento que narra Patronio se sitúa en el camino que lleva al
mercado (espacio exterior) donde la protagonista va a vender la mercancía, esto
nos da la pista de que la acción transcurre por la mañana cuando era propia la
venta en el mercado y evidentemente en la Edad Media, ya que en aquella época
el sistema de compra era el trueque y también tiene lugar en un solo día.
Para terminar hablaremos
de la acción, ésta es lineal ya que las acciones se suceden
de forma ordenada.
Lengua y estilo.
Para terminar el
comentario vamos a analizar la lengua y el estilo empleado en este relato.
Lo primero que destaca
es el uso de la forma dialogada, los personajes hablan usando el estilo directo y no a través del
narrador. Para ello se usan los guiones que señalan la intervención de cada
personaje.
Se trata de un texto
narrativo, por lo que abundan los
verbos y, en cuanto a los verbos, observamos el uso del presente (línea 3: “aseguro, tiene”) para las acciones que
tienen lugar en ese momento, el pretérito
perfecto compuesto (línea 2: “ha propuesto”) para las acciones
pasadas pero no terminadas y el pretérito imperfecto de subjuntivo (línea 4: “pudiera”)
para las acciones que se consideran hipotéticas, en la intervención del conde;
en cambio el consejero utiliza el pretérito
perfecto (línea 8: “oí”) para las acciones pasadas y terminadas, el presente (línea 8: “atiene”, línea 9: “viven”) para las acciones que ocurren en ese momento o para hablar
de las realidades aceptadas como tales por todos, y para narrar la historia de
doña Truhana emplea el imperfecto (línea 12: “había una
mujer”) para presentar los hechos de su historia y el presente de subjuntivo y condicional (línea 15: “diesen” y “compraría”) para contarnos los
pensamientos de doña Truhana y a lo que dan lugar. El narrador observador
externo emplea el pretérito perfecto ya que indica acciones pasadas y terminadas (línea 6: “contó”).
Encontramos nombres
propios como Truhana, Patronio y Lucanor. Además, vemos cómo para hablar
del negocio que le han ofrecido, Lucanor utiliza sustantivos abstractos:
línea 3, “ventajas”; línea 4, “utilidad y provecho”. Se utiliza un sustantivo
comodín: “cosa” en la línea 2,
así como “hombre” para no especificar
de quién se trata; no importa tanto la cosa como la enseñanza de Patronio.
También se emplean sustantivos abstractos para trasmitir esa sensación de que
lo propuesto al conde son ilusiones y no realidades (línea 31-32: “fantasías o imaginaciones...”)
Abundan los sustantivos
concretos en la enumeración de los pensamientos que tiene doña Truhana,
línea 14-17: “miel, huevos, gallinas, ovejas”.
Llama la atención los
pares de sustantivos “hijos-hijas,
yernos-nueras” ya que en ningún momento se nos dice que esté casada pero en
su imaginación hasta se ve con los maridos y mujeres de sus hijos (línea 19, 20: “podría casar bien a sus hijos e hijas,
y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras”).
En cuanto a los adjetivos, destaca el uso de los antónimos “rica
y pobre”, con significado valorativo, para hacer alusión al nivel de doña
Truhana, utilizando así un circunloquio para decir que pertenece a la clase
media (líneas 12 y 13: “que era más
pobre que rica”).
Se emplean vocativos
en varias ocasiones: línea 2, “Patronio”;
en la línea 8, “Señor Conde Lucanor”; línea 12, “Señor conde”,...
En cuanto a las oraciones, se usan las coordinadas y subordinadas, como es más propio del
texto escrito ya que éste es más elaborado (poner ejemplos).
Si nos detenemos en el
aspecto léxico es de destacar los antónimos
empleados para hablar de doña Truhana como ya mencionamos anteriormente (“más pobre que rica”). También interesa la repetición o familia léxica
de “comprar” (párrafo 6), hablando de
doña Truhana; así como la de “reír”
(párrafo 8), que antes de descubrirnos qué va a pasar nos lo podemos imaginar.
Es de comentar la
mención a Dios con respecto a las ventajas del negocio que le proponen al conde
(línea 3: “con la ayuda de Dios”).
Esto tiene que ver con el hecho de que en la
Edad Media, tanto la buena como la mala fortuna no sólo eran producto de la
laboriosidad del hombre sino que se pensaba que la voluntad de Dios
jugaba un papel bastante importante en la buena o mala consecución de las
acciones emprendidas por el hombre; de ahí que el conde Lucanor, aunque vea
claramente que el asunto puede salir bien, ponga sus esperanzas en que la
voluntad divina coincida con la voluntad humana.
Podemos observar como aparece una enumeración,
en este caso se trata de los pensamientos y esperanzas de doña Truhana:
- compraría una partida de huevos (línea
15)
- de los cuales
nacerían gallinas (línea 15-16)
- con el dinero
que le diesen por las gallinas, compraría ovejas (línea
16)
- así fue comprando y vendiendo,
siempre con ganancias (líneas 17)
Otra descripción de la
evolución de los pensamientos de doña Truhana, que ya ve como reales, es:
- Luego pensó que, siendo tan rica, podría
casar bien a sus hijos e hijas (línea 19)
- y que iría acompañada por la calle
de yernos y nueras (línea 19-20)
- y, pensó también que todos comentarían su buena suerte
pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido muy pobre (línea 20-22).
En cuanto a los recursos literarios, el que más destaca es el hipérbaton:
línea 1 (“Otra vez, estaba hablando...”,
el complemento aparece delante del verbo y el sujeto detrás del verbo)...; la elipsis
abunda a lo largo de todo el texto: línea 3 (“Os aseguro que tiene”), línea 6
(“le contó a Patronio”), línea 14 (“empezó a pensar que vendería”),...
Para terminar haremos alusión al pareado que resume la moraleja y que se nos dice que
es Don Juan Manuel quien lo ha escrito. Esto es otro rasgo del estilo de Don
Juan Manuel, que se hace mencionar en su propia obra. El pareado son dos versos
alejandrinos, ya que se les suma una sílaba al ser versos agudos, con rima
consonante en –ar.