Vistas de página en total

miércoles, 20 de junio de 2012

    
LA MAGIA DE LORCA EN LA ESCUELA.


 Los alumnos de 2º de ESO-A asistieron el pasado 4 de mayo a un recital de poesía en el CEIP "San Bartolomé". Este acto, titulado La magia de Lorca en la escuela, supuso una experiencia conjunta entre alumnos de primaria y secundaria y un encuentro con la poesía de este gran autor de la Generación del 27.         

Asistimos a la representación de alumnos del colegio que, con mucho arte, recitaron  y representaron conocidos poemas de Lorca; también conocimos al poeta Francisco Fernández Patchy y al escritor Manuel Guerrero Merino, que nos deleitaron con sus interpretaciones del poeta granadino y de su propia obra; y la locutora de Radio Andújar, Paqui Estebán, nos introdujo en el mundo de la fantasía con el poema "Las historias de un caracol aventurero". Los alumnos de 2º intervinieron aportando su propia selección de poemas.

Sin duda, un encuentro interesante. Agradecemos la invitación al CEIP "San Bartolomé", que nos recibió con muchas atenciones.





REPORTEROS EN EL AULA.


       Los alumnos de 4º han realizado un sencillo periódico escolar. Extraemos un artículo de su periódico Olé, olé, el diario mensual de Andújar.

Este trabajo ha sido obra de:
Cristina Cardeñas García
Paloma Mª López Ballesteros
Ana Rodríguez Suárez
Manuel Rosa Gutiérrez



                       Pie de foto: Las alumnas del IES Ntra. Sra. de la Cabeza, Ana Rodríguez Suárez y Laura Plaza Rodríguez en el momento de la entrega de premios.

viernes, 15 de junio de 2012

Repasar para no olvidar.


REPASAR PARA NO OLVIDAR

En la siguiente recopilación encontrarás enlaces con teoría y actividades diversas. No es necesario que las realices todas, selecciona las que más te interesen en función de tus necesidades.


ACTIVIDADES DE REPASO en la WEB
LENGUA CASTELLANA 2º Y 3º E.SO.
PRESENTACIÓN
Se recogen aquí la mayoría de los enlaces a páginas web ya presentados durante el curso y se añaden algunos nuevos. No se trata de realizar las actividades de forma mecánica, sino de fijarnos en nuestros fallos en cada uno de los diversos aparatados..  Hay que seleccionar aquellas actividades que nos puedan ayudar, no es necesario hacerlas todas.
Para poder aprovechar bien estos recursos conviene copiar en un CUADERNO todas aquellas tareas en las que hayamos tenido fallos y estudiarlas después
Podrá presentarse a principio de curso como un CUADERNO DE VERANO y deberá estar organizado según los diferentes apartados:
1. ORTOGRAFÍA
2  LÉXICO Y FORMACIÓN DE PALABRAS
3 MORFOLOGÍA
4 SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE
 5 JUEGOS CON PALABRAS
6  COMPRENSIÓN LECTORA Y EXPRESIÓN  ESCRITA
1.     ORTOGRAFÍA INTERACTIVA
En los diversos ejercicios de esta página podrás aprender y repasar todos los aspectos básicos de la ortografía
a.     Acentuación:
Copia en tu cuaderno todos los errores que hayas  tenido en este apartado y escribe oraciones o textos con un empleo correcto de las palabras en las que te habías confundido.
b.     SECCIÓN DE PALABRAS DUDOSAS: copia o inventa una oración con cada una de las siguientes palabras:
Sabia-savia            Tuvo-tubo            Rebelarse-revelar            Arrollo-arroyo
Baya-valla-vaya            Grabar- gravar            Calló-cayó            Halla- haya- aya
Rayar-rallar   Hay-ahí-ay            Hecho-echo     Haber- a ver            Sino-si no

c.     DEL RESTO DE EJERCICOS QUE VAN LETRA A LETRA después de realizarlos de forma interactiva, copia aquí todos los errores y su corrección

d.     Copia de la página siguiente algunas reglas de ortografía que no supieras y escribe ejemplos para mostrar que las has aprendido
Esta es una de las páginas más completas de ortografía para trabajar por vuestra cuenta
En este enlace aparecen también las diferentes reglas de uso de la ortografía
EJERCICIOS SOBRE PUNTUACIÓN
e.     Copia las reglas de puntuación que no conozcas y las que consideres más importantes
f.        Copia los errores que hayas tenido en las siguientes  actividades sobre puntuación


2 LÉXICO  y FORMACIÓN DE PALABRAS
a.     Copia una las actividades que más te hayan interesado
b.     Realiza los siguientes ejercicios interactivos. Después copia un listado de 10 palabras derivadas, 10 compuestas y 5 parasintéticas
c.     Selecciona 10 palabras compuestas y escribe oraciones o un breve texto con ellas.
d.     Escribe varias familias de palabras que aparezcan en estos dos enlaces siguientes:
e.     Escribe todas las palabras del crucigrama que pertenecer a la familia léxica de PIEDRA:
f.       Realiza los  siguientes  ejercicios y copia la definición de campo semántico y varios ejemplos de las diferentes páginas

3 MORFOLOGÍA
a.     Aquí tienes una recopilación teórica muy buena de los diferentes tipos de palabras  Puedes imprimir o copiar lo que no sepas
b.     Buenísima recopilación de ejercicios sobre nombres, adjetivos, verbos…. Selecciona los que necesites y copia  aquellos ejemplos en los que hayas tenido errores
c.     En esta página puedes repasar la conjugación verbal: hay que elegir un tiempo  e ir al ejercicio propuesto. Copia 10 verbos que te hayan resultado difíciles de analizar

4 SINTAXIS: LA ORACIÓN  SIMPLE
a.     Ya conoces está página. Copia un ejemplo de cada uno de los ejercicios realizados
b.     Practica con los complementos del predicado: copia todos tus fallos
c.     Copia un modelo de análisis sintáctico
d.     Selecciona varias oraciones y comprueba su análisis sintáctico
e.     Trabaja con los ejercicios del apartado de Oración Simple

5 JUEGOS CON PALABRAS
También se puede aprender vocabulario con estos juegos, siempre que nos fijemos bien en el significado y la definición de las palabras: Juego del ahorcado
Crucigramas
6  COMPRENSIÓN LECTORA Y EXPRESIÓN ESCRITA
En estos enlaces tienes textos para aprender vocabulario nuevo, para practicar la comprensión de textos y otras actividades relacionadas
a.     Resume el contenido del siguiente cuento:
b.     Selecciona 5-10 palabras cuyo significado no conozcas y escribe un texto intentando emplearlas de forma adecuada:
c.     Copia 5 preguntas y sus respuestas correctas
d.     Copia 3 preguntas y sus respuestas
e.     Selecciona tres lecturas adecuadas a tu nivel y explica por qué te han gustado
f.       Copia alguna actividad de comprensión lectora
g.     Para leer textos de un curso de español de nivel avanzado: puedes  leer sin más, resumir, subrayar, buscar vocabulario …
h.     Páginas para leer cuentos: selecciona los más interesantes para ti. Encontrarás de todos los géneros: terror, ciencia-ficción, realistas…

lunes, 11 de junio de 2012

LA LITERATURA ESPAÑOLA DESDE 1939 HASTA NUESTROS DÍAS.
La siguiente presentación os ayudará a estudiar las principales tendencias de la literatura a partir de 1939.




Literatura española desde 1939.

martes, 5 de junio de 2012

ESCENAS DEL LAZARILLO.


Los alumnos de 3º de ESO han trabajado este curso, dentro de la programación de Literatura, el libro El Lazarillo de Tormes,  fruto de su esfuerzo y dedicación son los siguientes trabajos. 
Como colofón de una serie de actividades los alumnos debían inventar una nueva aventura que tuviese como protagonista al joven Lázaro y a su amo, el ciego. Debían asumir el rol del protagonista y hablar como él, respetando su estilo.

¡Aquí tenéis el resultado!




LAZARILLO DE TORMES. NUEVOS EPISODIOS.





Estando yo un día con mi amo, el ciego, paseando por las calles de Salamanca, mi amo se dirigió a la plaza donde vendían pan y otros alimentos. Allí compró dos mendrugos de pan y una jarra de vino, pensando yo que también eran para mí. Pero cuando llegamos a la casa viendo yo cómo el ciego se comía un mendrugo de pan con un vaso de vino , y el otro mendrugo de pan lo guardaba; dime cuenta en ese instante que el pan no era para mí, pero claro yo tenía mucha hambre. Por ello, le contaré a vuestra Merced la treta que ingenié: cuando mi amo estaba durmiendo levantéme yo de la cama para coger el pan, como no lo podía alcanzar me hice con un taburete; estando yo subido en el taburete este se rompió y con tanto ruido mi amo se levantó. Tanteándome tirado en el suelo cogióme de la oreja y me sacó a dormir a la calle. Y díjome:
-¡Oh, lacerado de mí, en que mal momento te acogí, muchacho!
Quedéme yo asustado y malherido. Cuando a mi amo se le pasó el enfado salió a la calle y díjome:
-Anda, Lázaro, entra y cómete ese mendrugo de pan, pero de aquí en adelante ándate con más cuidado.
Cogíme yo el pan a mucha prisa y sin que se me cayera una miga, puesto que llevaba un día entero sin comer. Esa noche dormí muy a gusto y di gracias al cielo porque en esta ocasión me había librado del castigo.



Al día siguiente mi amo y yo fuimos a la Universidad a pedir limosna. Estando allí, llegó un hombre de buena apariencia y nos contó la historia de la rana en la fachada de la Universidad, que quien la viera le traería suerte. Yo me ilusioné, porque pensé que si la veía podría cambiar mi suerte. Pero quise vengarme del ciego y empecé a burlarme de él diciendo:
-¡Tú nunca la podrás ver, pero yo sí, y tu suerte nunca cambiará! -dije riéndome satisfecho.
Toda la gente que había alrededor empezó a reírse de mi ocurrencia.
Cuando llegamos a la casa el ciego molestóse conmigo y diome una brutal paliza .Yo quedé muy malherido pero aun así levantéme temprano y fui a buscar a la rana. Pasé casi mediodía para ver si la encontraba, pero a los desdichados rara vez nos sonríe la fortuna.

De camino a casa pasé por el Convento de las Dueñas y vi como entraban unos sacerdotes con fardeles, que al parecer estaban llenos de comida. Yo, puesto que llevaba varios días sin probar bocado, decidí entrar. Cuando estaba dentro vi cómo unas monjas guardaban los alimentos en una pequeña despensa. Después, cuando la cocina se quedó sola, entré en la despensa y cogí todo lo que pude. Salíme corriendo hasta que llegué a la casa y asegúrome de que mi amo no estaba y escondí la comida debajo de mi cama. Llegada la noche, mientras el ciego estaba durmiendo, yo aprovechaba para comer algo. La comida me duró solamente un par de días porque era tanto el hambre que tenía que comía sin parar y nunca me cansaba.


A la mañana siguiente, cuando me desperté , salí corriendo en busca de la rana. Busqué y busqué, pero no encontré nada , ya agotado decidí irme a casa. Mi amo me dijo que me preparase porque íbamos a pasar todo el día en la casa de las conchas pidiendo limosna, porque allí iba mucha gente. Cuando llegó la hora de irnos, habíamos conseguido bastantes monedas, que nos alcanzaría para comer bien un par de días.
Mi amo díjome que al día siguiente iríamos a comprar mucha comida, yo me ilusioné, pero seguro que me quedaba sin nada. El ciego me despertó y fuimos al mercado, compramos panes, vino, uñas de vaca...
Llegamos a casa y mi amo se apiadó de mí y me dio un pan, un vaso de vino y una uña de vaca. Me puse demasiado contento.Y díjome el ciego:
-¡Lázaro, aprovecha, que esta es una ocasión única!
Yo estaba tan asombrado que no me salían las palabras. Esa noche cenamos un banquete de lujo y después de comer muy agradecido le di un abrazo a mi amo. Y le dije:
-¡Amo, muchas gracias!




Y díjome él: -¡Ay muchacho...!

Esa noche no dormí mucho, ya que estaba pensando en ir a ver a la rana, y si la encontraba cómo cambiaría mi suerte...
A la mañana siguiente me desperté temprano para ir a la Universidad. Corrí hacia allá, estuve buscando y buscando, hasta que me quedé dormido apoyado en una piedra frente a la Universidad. Cuando desperté, de pronto vi la rana. Yo me froté los ojos pensando que era un sueño, pero no, era verdad. Me puse tan contento que de un salto me levanté del suelo, y me fui corriendo hacia mi casa y me acosté sin decir nada.

Al cabo de varios días mi suerte no había cambiado y empecé a preocuparme. Mi amo me mandó al mercado a comprar y vi a un mozo negro que estaba pidiendo en una iglesia. Acerquéme y vi que era mi hermanastro. Corrí hacia él; pero, como él era muy pequeño cuando yo me fui, no se acordaba de mí. Salió corriendo y yo lo perseguí hasta alcanzarlo. Me senté junto a él y le estuve explicando que yo era su hermano; él, aunque no me recordara muy bien, sabía que tenía un hermano mayor.
Yo le pregunté por mi madre y él díjome con lágrimas en los ojos que nuestra madre había fallecido hacía dos meses, porque estaba enferma de la peste, y no tenían dineros para pagar los medicamentos.
Perdone Vuestra Merced por lo que voy a contar ahora: me llevé a mi hermano a casa del ciego, entramos sin que se diera cuenta y nos fuimos a la cama. Cuando el ciego se dormía yo y mi hermano le quitábamos parte de la comida. Así estuvimos tres semanas, hasta que el ciego una noche se despertó y, mientras yo cogía la comida del armario, mi hermano se tropezó con el ciego y este, creyendo que era yo, le fue a pegar. Yo no podía consentir que le pegara a mi hermano y cogí el taburete en el que estaba yo subido y se lo tiré a la cabeza. Mi amo quedó inconsciente tirado en el suelo. Nosotros, asustados, cogimos sus ahorros y toda la comida, espantados salimos corriendo.
Estuvimos caminando de día y noche hasta que llegamos al Puente Romano, el cual decidimos cruzar en busca de nuevas experiencias...

_________________________________________________________________________________


ESCENAS DEL LAZARILLO.

Pues sepa Vuestra Merced, que un día estando yo con este mi amo, el ciego, fuimos a pedir limosna, como hacíamos a menudo desde que estoy con él, a las puertas de la Catedral Vieja.
La gente pasaba y nos echaban alguna moneda que otra. Al ver que algunos echaban más de una, yo me quise vengar del ciego por todos los tolondrones que me había llevado, y cogía la mitad de lo que cada persona arrojaba. Ansí acabé con una laceria, pero lo suficiente para alimentarme.
Y luego otro día hice lo mismo, y como vía que el ciego no se daba cuenta de mi treta, estuve ansí casi una semana.
Este empezó a sospechar cuando me dijo:
-¡Mochacho!, hoy no vamos a comer, puesto que me estoy dando cuenta de que cada vez la gente nos da menos dinero.
Yo, al haber estado bien alimentado durante esa semana, no le repliqué la decisión que tomó.
Pasados unos días sin haber probado bocado, y sin haberme quejado yo de esto, el ciego me dijo:
-¿Cómo es que hemos estado sin comer una semana y tú no has replicado esta mi decisión?
-Tío, desde que nací, vivo vezado a no comer mucho.

En ese momento me dio tal tolondrón que se me cayeron las monedas de la limosna por contadero.
Dende en adelante, el ciego me encerraba en una alcoba cuando él se iba a pedir limosna, y allende de esto, me tuvo muchas más semanas sin probar bocado.

Trabajo realizado por:
Carmen Calzado Esparcia
Ángela Martínez Puig
María Barragán Muñoz

_________________________________________________________________________________

LA ESCUELA DE LA VIDA.

Andaba yo con mi amo por Salamanca intentando buscar algún alma caritativa que nos diera una limosna. En esto que pasamos delante de un edificio que me pareció una posada gigantesca. Tratando de conseguir alguna respuesta, pregunté:
-Tío, ¿qué es aquesta casona?- pregunté, sin parar de mirarla.
-Ja, ja , ja,- rio mucho la broma el burlón ciego- Lázaro, esto es la Universidad de Salamanca.
Yo, que nunca había oído esa palabra, me quedé atónito. Sin embargo, presto me llegó el recuerdo de mi madre, cuando en una larga lista de ocasiones le había oído exclamar y rogar a Dios que ojalá su desdichado hijo pudiera llegar frente donde agora me encuentro y entrar por esas puertas, cual caudillo militar entra en el baluarte que su ejército acaba de tomar, y salir siendo un erudito lleno de sabiduría. Aconteció entonces que mi amo me dijo:
-Lázaro, si estás tramando entrar, ten esto por cierto, no importa cómo de astuto, sagaz, inteligente o estudioso seas; si no procedes de una familia renombrada o adinerada, no te aceptarán.
Aquello que me dijo me hizo desistir aún más en mi idea de ascender en el escalafón social. Como si mi cara fuera un libro abierto, el ciego leyó mi pensamiento y me explicó:
-Ten por verdad que allí nobles y clérigos dicen estar en esa universidad por ser sabios, pero mienten como bellacos; están ahí porque su dinero o sus contactos les han conseguido un lugar. ¿Quieres saber dónde están los verdaderos eruditos del conocimiento?
Maravillado por la labia que caracterizaba al ciego, absorto le dije que sí, a lo que él me señaló las calles que había justo enfrente y prosiguió:
-Estos son aquellos de los que te hablo: ladrones, prostitutas, timadores y todo tipo de embaucadores. Todos ellos tienen la llave del mayor y mejor conocimiento. Graba esto en tu mente como si de un hierro candente se tratase: no hay mejor escuela que la de la calle. Gente que no sabe ni contar, son más expertos timadores y manejadores de dinero que cualquier banquero. Gente que no sabe ni leer y con hermosa palabra seduce a su víctima como un locuaz poeta. Esta frase es uno mis legados para ti, sobrino; junto con esta: no encontrarás mejor maestro que la necesidad, ni mejor discípulo que el necesitado.
Tras esto, reflexioné profundamente. Mi amo que me vio incrédulo, me invitó a sentarnos y observar, a la vez que mendigábamos. Y la verdad es que, por cada estudiante que veía salir, acechaba alguien que le quería despojar de su oro. El ciego me dijo que me fijara y aprendiera, pues algún día debería valerme por mí mismo y que esta era ocasión de aprender sobre el arte de la pillería y la picaresca. No cuento más, que incluso mi amo se aventuró a hacerse con algunas monedas. Gracias a sus trucos tuvimos dinero para poder hacer noche en una buena posada y dar una alegría a nuestros correosos cuerpos. Yo, que aún no me había recuperado bien, traté de alejarme del infernal vino, aunque el ciego también contribuyó dejando fuera de mi alcance ese delicioso néctar.

Por Jaime Calzado y Pablo Navarrete 3ºESO-B

______________________________________________________

La venganza ciega.

-…¡Oh, gran Dios, quién estuviera aquella hora sepultado, que muerto ya lo estaba! Fue tal el coraje del perverso ciego que, si al ruido no acudieran, pienso no me dejara con la vida. Sacáronme de entre sus manos, dejándoselas llenas de aquellos pocos cabellos que tenía, arañada la cara y rascuñado el pescuezo y la garganta; y esto bien lo merecía, pues por su maldad me venían tantas persecuciones.
Harto de sus burlas, mucho tiempo dediqué a pensar en cómo podría dañarle a él, y hallé la oportunidad un día.
Vendiendo sus oraciones estábamos mi amo y yo en la puerta del Convento de San Esteban. Una vez acabado el rezo y la gente estaba dispersa, díjome el ciego:
-Lázaro, busquemos de qué beber, que el vino ya está acabado.
Asín, guíole yo pasando por el Convento de las Dueñas y la Casa de las Conchas hasta dejar la cuidad bien atrás, cerca del campo. Vi yo a un hombre que cuidaba de su ganado y pregúntole que si algo de beber podría proporcionarnos. Ofrecióme la res de la que yo más gustase. Divisé una alejada del resto, vieja ya, y me percaté de que era ciega, que de mi amo ciego bien había aprendido a reconocer a los que sufren del mismo mal. Dígole a mi amo:
-Amo, buena res es aquella para tomarle leche.
-Guíame, Lázaro, que ya la tomaré yo.
Acerqué al ciego a la ciega vaca y, a una corta distancia, dígole:
-Avance, amo, que la res apacienta tranquila.
Quedéme yo a prudente distancia y observé cómo el triste ciego acercóse a la vaca, con su mudo paso, que yo todo lo había calculado. En cuanto una mano hubo puesto encima del animal, la nerviosa res ciega encabritóse golpeando a mi amo de tal manera que, si el ganadero no se hubiese acercado a calmar a la res, dudo que mi amo hubiese podido contar la historia.

 
                                                              
Trabajo realizado por:
Mª Ángeles Pérez Sánchez
Azahara Bermúdez Avilés
Eduardo Sequera Expósito
Antonio Girón Rodríguez


________________________________________________________________________



Lázaro y los panes.
Un día encaminábamos hacia la Casa de las Conchas para pedir limosna por rezos, cuando vi que el fardel donde guardaba los panes iba rompiéndose. Empezaban a caer algunos trozos de pan, que yo comía lo mas rápido posible. Pero el ciego notaba la falta de peso por lo que,  cuando caía pan, yo le echaba piedras; debido a ello el fardel empezó a llenarse y el ciego dejaba de notar la falta de peso. Cuando vi que no quedaban panes empecé a preocuparme porque la paliza que me daría, sería inevitable.
Pensé cómo evitar esa paliza cuando me vi al lado de un arroyo con dos tablas que hacían de puente. Tuve la idea de rajar el fardel, dejar caer las piedras en el arroyo y decir que se habían caído los panes en el agua; y así lo hice. Mi amo se había dado cuenta desde hacía rato de que en vez de panes había piedras, así que cuando se rompió el fardel me mandó a buscar los panes en el río. Estuve metido en el río hasta la noche buscando los inexistentes panes y cuando me volví al ciego me dijo:
-¿Lázaro, dónde están los panes, los has encontrado?.
Yo le contesté:
-No los encontré. Al responderle, diome tal tortazo que saltóme tres dientes y me dijo:
-Lázaro, necio, me di cuenta desde el primer pan que se cayó. Así que, además de los dientes que ya nunca ocuparán su lugar, cogí un gran resfriado y estuve en cama una semana. Cuando me recuperé, el ciego me mandó a pedir limosna hasta conseguir todos y cada uno de los panes.
                                                       
                                              

 
Realizado por:                                  
Borja Crespo Torres
Miguel Benítez Margiotta
Alberto Calzado Martínez 

_________________________________________________________________________________

Lázaro y el fardel.


Para que vea vuestra Merced a cuánto se extendió el ingenio de este astuto ciego contaré un caso de los muchos que con él me sucedieron, con el que vino a demostrar su gran astucia.
Una mañana estando con mi amo en la Catedral, como era habitual, él con sus oraciones y yo ayudándole, dado que ese día como era normal tenía demasiada hambre, decidí pedirle algunos reales para ir al mercado; como de costumbre, el astuto no se fio de mí. Yo, al ver que me iba a quedar sin comer un día más, decidí ir a pedir limosnas por el mercado. Me fue muy bien porque recaudé unos pedazos de pan y algunas longanizas. Ese día pude pasarlo bien. Entonces, como veía que eso de ir pidiendo por el mercado me iba demasiado bien, decidí ir haciéndolo todos los días, pero para ir guardando la comida compréme yo un fardel , con las enteras que le cambiaba al ciego.
Un día que estábamos en el puente tomando el almuerzo, yo comiendo de fruto de mi ingenio, y además de las sobras que me daba mi amo, al terminar cogimos cada uno su fardel y empezamos a caminar por la ciudad, durante todo el día. Cuando llegó la noche y decidimos parar para cenar, cada uno abrió su fardel; pero maldigo el día en el que decidí comprarme el fardel, pues esa noche el ciego cuando empezó a sacar sus cosas notó que había muchas más y diferentes. Este, que ya sabía que yo lo había engañado, pegóme con el fardel hasta que sentíme el alma destrozada. Y así, sepa Vuestra Merced, salí de esta situación.






Realizado por:
María Pérez Quirós
Andrea Rodríguez Solana
María Rodríguez Solana
Isabel Corral Serrano


_________________________________________________________________________________



Lázaro y las monedas.
Seguía con el ciego, como me pasaba antes, pasaba mucha hambre, ya que el ciego no tenía mucho dinero.
Un día el ciego decidió ir a Santa María de la Sede (iglesia de Salamanca), para conseguir algo de dinero, pues no teníamos nada con que comer.
El ciego obtuvo unas cuantas monedas, las suficientes como para ir tirando durante unos días; decidió guardarlas en un lugar seguro y así lo hizo, pues las introdujo en un pequeño armario que tenía al lado de su cama. Como aún no estaba seguro decidió cerrar el armario con una llave, que la guardó en un tarro que tenía encima de la mesa.
Mientras, yo seguía pasando hambre, día tras día pedía comida al ciego, pero me daba muy poco. Rompí sin querer un tarro que se encontraba encima de la mesa, de ese tarro salió una llave plateada, preguntábame de dónde sería esa llave. El ciego no se dio cuenta de que el tarro se había roto, y de que la llave había desaparecido. Busqué por toda la casa de dónde podría ser esa llave, hasta que entré en la habitación del ciego, y di con un pequeño armario marrón, con la madera muy desgastada.
En ese momento entró el ciego en la habitación, intenté hacer el mínimo ruido para que no se diera cuenta de que estaba allí, pero el muy astuto notó mi presencia. Yo estaba asustado pero él, aun sabiendo que me encontraba en la habitación, no dijo nada.
Me fui de la habitación, aún tenía la llave en la mano. Decidí probar la llave cuando el ciego estuviese dormido, y es lo que hice, al caer la noche, entré en la habitación, metí la llave, abrí la puerta del armario con mucho cuidado ya que el ciego podría despertarse en cualquier momento. Al abrir el armario encontré un pequeño saco con monedas, pensábame si cogerlas o dejarlas ahí, para que el ciego no se enfadase, pero al final decidí cogerlas. Muy contento con mi préstamo me fui al mercado para comprar algo de comida, al llegar a la casa encontréme con el ciego, y díjome que de dónde venía, le dije que fui a buscar algo de comida, pero que no encontré nada.
Ya no le pedía de comer al ciego, esto le extrañaba mucho. El ciego fue al armario donde tenía la bolsa con las monedas, la llave no se encontraba en el tarro, el tarro no estaba en la mesa, y el armario estaba abierto. El ciego solo sospechaba de mí, porque en la casa no entraba nadie, sólo nosotros. Fue tal su insistencia que finalmente hube de confesarle mi falta. Él, tan astuto y listo como era, no decidió vengarse; me echó de la casa, dejándome en la calle y abandonándome a mi suerte porque “fortuna como la mía no quería bajo su techo”.



Trabajo realizado por: Andrea Hoyo García y Yolanda Soriano Sabuquillo. 3º ESO C.

_________________________________________________________________________________

LA BESTIA.
Un día, encontramos una bestia, prácticamente muerta de hambre. La alimentamos durante una semana. Cuando ya tenía mejor aspecto, un maestro cantero nos salió al camino y, al ver que nuestra bestia estaba en buena forma y parecía fuerte, nos propuso que nos entregaría dos barriles de vino si trabajábamos durante media jornada acarreando piedras hasta el pueblo, donde se tenía prevista la construcción de casas para nobles. El ciego, ¡cómo no!, aceptó.
La cantera se encontraba a un kilómetro y medio del pueblo, lo cual suponía una hora y media en cada trayecto. Pensé que era un trabajo cansado, pero los barriles de vino bien merecían el esfuerzo.
-No te subas al carro –decía el ciego al muchacho-, que bastante tiene el animal con las piedras.
Yo no hice caso alguno. El ciego, que sospechaba que había estado montado en cada trayecto, ya que sólo oía sus propios pasos y las fuertes patas de la bestia, prometió no darme ni una sola gota de vino.
-Este vino no catarás, muchacho -decía el ciego.
En un arrebato de rabia, derramé el vino por el suelo.
-Siento un líquido por mis pies, Lázaro. ¿Me dices qué es, pues? –preguntó, algo escamado.
-Es sangre de cerdo –mentí–, acaba de pasar un carro que cargaba cuatro de ellos, recién acabada la matanza.
El ciego, que sabía perfectamente que aquella sustancia olía como él bien conocía, golpeó a Lázaro en la cabeza con el puño.
-¡Que aquesta te sirva de lección, necio! -respondió el sagaz ciego.


                   
Realizado por:
Emilio Gallardo, Alejandro Mena y Alberto Girón.  3º E.S.O - C

________________________________________________________________________


Lázaro y las manzanas.


Os contaré otro de los capítulos de mi vida que olvidé contar. Pues un mal día, llegaba la noche y no había comido nada desde por la mañana, y anduve y anduve desesperado hasta que, sorprendentemente, encontré un manzano, cargado de ricas y apetitosas manzanas, no me pude resistir… pues su pinta era increíblemente tentadora. El problema que había era que estaba dentro de un cercado, en un jardín cuyo dueño tenía pinta de adinerado. Pensé yo que por una manzana, no iba a pasarme nada… Dicho y hecho, me salté la valla y sigilosamente robé dos manzanas, tuve que pensar en mi amo. Pero cuando creía que iba a salirme con la mía sentí los ladridos de un perro, y no me quedó otra que correr, y logré escapar, pero fue una de las veces en mi vida que más miedo pasé.

Trabajo realizado por:

Virginia García Torralbo

Nazaret Rubiejo Pérez

_________________________________________________________________________________



 LÁZARO Y LAS FRESAS PICANTES.

Un día mi amo y yo llegamos a la Plaza de Salamanca, donde se celebraba el mercado, mandome mi amo con un real falso para comprar viandas. Tomé yo el real y acerqueme al puesto de carne, mi amo mientras se aposentó en la esquina pidiendo limosna, acerqueme yo al puesto de frutas para aprovechar que la moza y el ciego estaban distraídos con el fin de asir unas cuantas fresas y dar cuenta de ellas a escondidas sin que se percataran. Luego fui al puesto de carne para comprar una costilla con mi real falso para que no sospechara.
Viendo mi amo, el ciego, que la gente se preocupaba por él y le daban dinero, decidió repetirlo varias veces más. Yo, cada día que íbamos, aprovechaba para robar fresas, fruta por la que sentía verdadera pasión; en el fondo, mi amo sospechaba porque veía que cada día que pasaba tenía menos hambre, y que iba al mercado gozoso. Entonces este decidió ponerme una trampa y convenció a unos mozos con el poco dinero que iba ganando de las limosnas para que me espiasen y viesen lo que hacía cada día.
Los mozos observaron que yo robaba comida y dijéronselo al ciego. Mi amo, al ver que robaba y que no le convidaba ni le daba un gramo, decidió darme un merecido, que fue el que paso a relatar.
Al día siguiente me dijo que hasta dentro de tres o cuatro jornadas más no iríamos al mercado porque decía que la gente ya estaba sospechando, yo como iluso le di la razón. Pero el ciego aprovechó la madrugada y se fue a avisar a la moza y decírselo mientras estaba yo dormido. Cuando me levanté, habíame dejado mi amo razón de que se había ido a resolver un trabajo; yo sospeché pero quedéme en la casa para registrar y ver si había algo de comer, aprovechando su ausencia.
El ciego, mientras hablaba con la moza, le contó lo sucedido y tramaron una solución, que fue que la moza le pondría una poción a las fresas para que me picase todo el cuerpo. A los tres días fuimos al Mercado y el ciego, preparado en su puesto, le hizo una señal a la moza para que echara la poción a las fresas. Yo fui a por las fresas como siempre, y me las comí sin que mi amo se percatara, como siempre; pero de vuelta a mi casa entróme mucho picor, se lo dije a mi amo; él empezó a reír y yo no sabía de qué se reía, me encontraba muy enfermo y me dijo sonriéndose en alto:
-¡NECIO, QUE SOY CIEGO PERO NO TONTO; APRENDE LA LECCIÓN Y, SI ROBAS ALGO, APRENDE A COMPARTIR!





REALIZADO POR:
ANDREA GONZÁLEZ LÓPEZ.
ALBA ROMERO RUBIO.
ELENA GALASO FERRO.
3º E.S.O – BILINGÜE
PROFESORA:
CONCEPCIÓN BELLIDO.

______________________________________________________



Lázaro y la Torre del Clavero

Estando yo con el ciego, díjome de subir a la Torre del Clavero. Yo no comprendía por qué quería subir, si lo único que se puede hacer allí arriba es mirar al horizonte. Extrañado, le pregunté por el motivo de tal decisión y, sin decir nada siguió, esperando que lo llevase hasta la cima.
Estaba pensando más en terminar de subir a aquella torre, que en el hambre que tenía; cuando llegamos arriba comprendí. Soplaba una perfecta brisa y el olor a flores hacía sentirte mejor. Aunque allí se estaba bien, no podía quitarme de la cabeza todas aquellas tretas que el ciego me había hecho y en ese momento se me ocurrió la fantástica idea de devolvérselas todas juntas.
Me escondí tras un muro, aunque no sé por qué tantas molestias para un ciego. Este, percatándose de mi treta, se esperó pegado a la pared antes de la bajada de escaleras. Yo, desde donde estaba, no lo podía ver y fui para abajo. Cuando me disponía a bajar, oyóme él bajar y empujóme por detrás; me tropecé y caí rodando por las escaleras hasta que llegué a la parte inferior de la torre. El ciego bajó rápidamente, aunque sin ver dónde pisaba. Yo no podía ni levantarme, halléme ensangrentado por todas partes y lamentéme de lo ocurrido.
- No intentes engañarme más, insolente.- díjome el ciego.
Yo me quedé callado y salimos de la torre sin mencionar una palabra de lo hecho.



Trabajo realizado por:
Rafael Cubero Roldán
Sergio Martínez Ruiz
Jorge Ortega Solana
Jose Ángel Rodríguez Martínez

_________________________________________________________________________________





El astuto ciego.

Pues sepa Vuestra Merced que fuimos el ciego y yo un domingo a la Universidad de Salamanca, donde algunos profesores vivían dentro de la Universidad y todos eran adinerados. Pidiendo comida, nos dieron cuatro libras de pan, una morcilla y medio chorizo. El ciego llevaba en la cesta la comida, y para que no se la quitasen, la tapó con un trozo de metal. Como los dos últimos días el ciego no me dio de comer, yo tenía muchísima hambre, por lo que intenté robarle la comida. Le hice una raja en un lado de la cesta, por mi descuido, tiré toda la comida al suelo y se llenó de tierra. La recogí corriendo sin que el ciego se diese cuenta, pero para mi desgracia, el ciego escuchó la comida al caerse de la cesta. Él no dijo nada hasta que llegamos a casa. Yo creía que no se había dado cuenta, pero cuando fue a coger la comida de la cesta me preguntó que dónde estaba, pero yo le dije que no lo sabía, y de paso yo me quedaría con toda la comida.
El ciego, que ya lo sabía, me dijo que se había dado cuenta desde el principio, por lo que me aseguró que nunca más confiaría en mí. Después de todo esto, estuvo toda la noche pegándome por mi mal acto.

Creado por: Alberto Montoro Martos
Enrique Sáez Haupter
José Luís Aguilar Arnés
Pedro Jesús Sutil Perea
___________________________________________________________________